Factor de protección solar (FPS)
- galvezdjoum
- 19 may 2019
- 2 Min. de lectura

Exponerse al sol sin protección daña la piel y los ojos, y puede provocar envejecimiento prematuro, manchas, e incluso cáncer.
La radiación solar es un conjunto de radiaciones electromagnéticas emitidas por el sol.
Nadie duda de su importancia para nuestra vida y nada sería igual en el planeta, tanto que no sería posible la vida.
Tipos de radiaciones:
La radiación ultravioleta (UV), parte integrante de los rayos solares, produce varios efectos sobre la salud. Ésta radiación se divide según su longitud de onda en tres grandes tipos:
La radiación UV-A es la de mayor longitud de onda, por ello penetra en mayor cantidad hasta la dermis. Su alto nivel de energía aumenta la formación de radicales libres, produciendo un envejecimiento prematuro y daños permanentes en la dermis. Es también responsable de diferentes efectos biológicos como el bronceado duradero, el fotoenvejecimiento y las manchas solares de la piel.
La radiación UV-B es la responsable tanto del bronceado como de las quemaduras solares, sólo llega hasta la epidermis.
La radiación UV-C, es la que contiene mayor energía, pero es a la vez la menos peligrosa, ya que no llega a la superficie terrestre gracias a la capa de ozono.
La radiación Infrarroja A (IR-A) tienen efectos nocivos sobre la piel, principalmente por su capacidad de penetrar hasta la capa más profunda de la piel: la hipodermis. Las consecuencias visibles son una piel con arrugas profundas, debido a un envejecimiento prematuro y deshidratación cutánea.
Los diferentes tipos de piel tienen reacciones diversas ante los rayos solares, y cada tipo precisa un factor de protección distinto. Como resulta obvio, las pieles muy pálidas necesitan un factor más alto que las oscuras, y deben exponerse al sol durante menos tiempo.
Aplicarse un protector solar no evita el bronceado, solo enlentece el proceso, pero de forma más saludable, consiguiendo así un bronceado más atractivo y duradero.

No todos los fotoprotectores sirven para todas las personas; por ello, antes de decantarse por uno es preciso conocer el fototipo de piel del individuo, es decir, el conjunto de características físicas con las que nace cada persona y que determinan su capacidad para broncearse. Existen 6 fototipos diferentes en función del color del pelo y de la piel, así como de la facilidad con que se queme o se broncee la piel.

¿Qué factor de protección solar necesita tu piel?
El Factor de Protección Solar (FPS) indica, mediante un número, el tiempo que se puede permanecer bajo el sol, antes de que aparezca el enrojecimiento previo a la quemadura. Por ejemplo, un factor 15, indica que se puede tomar el sol 15 veces más de lo que sería posible sin haber utilizado el protector. Pero hay que tener en cuenta que, la crema solar no responde a patrones lineales: por ejemplo, el SPF 30 no cubre el doble que el SPF15.
Se distinguen seis tipos de piel, dependiendo de su resistencia al sol:

Además del fototipo, las Autoridades Sanitarias afirman que, a la hora de elegir FPS, hay que tener en cuenta el índice de radiación ultravioleta. Estos índices se dividen en:
Radiación UV baja: valores 1 a 3.
Radiación media: valores 4 a 6.
Radiación alta: valores 7 a 9.
Radiación extrema: superiores a 10.




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