Melanoma: la amenaza oculta del sol
- galvezdjoum
- 11 jul 2019
- 5 Min. de lectura

El melanoma, el tipo más grave de cáncer de piel, se forma en las células (melanocitos) que producen melanina, el pigmento que le da color a la piel. El melanoma también puede manifestarse en los ojos y, rara vez, en los órganos internos, como los intestinos.
La causa exacta de todos los melanomas no está clara, pero la exposición a la radiación ultravioleta (UV) de la luz solar o de las lámparas y de las camas solares aumenta el riesgo de padecer melanoma. Limitar la exposición a la radiación UV puede ayudar a reducir el riesgo de tener melanoma.
El riesgo de manifestar un melanoma parece aumentar en las personas menores de 40 años, especialmente en las mujeres. Conocer las señales de advertencia del cáncer de piel puede ayudar a asegurar que los cambios cancerosos se detecten y se traten antes de que el cáncer se haya diseminado. El melanoma se puede tratar con éxito si se detecta a tiempo.
Los melanomas pueden formarse en cualquier parte del cuerpo. Con mayor frecuencia, aparecen en partes que estuvieron expuestas al sol, como la espalda, las piernas, los brazos y el rostro. pero también pueden producirse en partes que no tienen mucha exposición solar, como las plantas de los pies, las palmas de las manos y los lechos de las uñas. Estos melanomas ocultos son más frecuentes en personas que tiene la piel más oscura.
¿Cómo identificar un melanoma?

El melanoma no siempre comienza como un lunar. También puede aparecer en la piel de aspecto normal.
Para ayudarte a identificar las características de los lunares inusuales que pueden indicar melanomas u otros tipos de cáncer de piel, piensa en las letras ABCDE:
La letra «A» representa la asimetría. Busca lunares con forma irregular, como dos mitades que tienen un aspecto muy diferente.
La letra «B» representa el borde irregular. Busca lunares con bordes irregulares, cortes u ondas, características de los melanomas.
La letra «C» representa los cambios de color. Busca crecimientos que tengan muchos colores o una distribución desigual de estos.
La letra «D» representa el diámetro. Busca nuevos crecimientos en lunares que tengan más de 1/4 de pulgada (alrededor de 6 milímetros).
La letra «E» representa la evolución. Busca cambios en el tiempo, como un lunar que crece de tamaño o que cambia de color o de forma. Los lunares también pueden evolucionar y producir nuevos signos y síntomas, como picazón o sangrado.
El aspecto de los lunares cancerosos (malignos) varía mucho. Algunos pueden presentar todos los cambios mencionados anteriormente, mientras que otros pueden tener solo una o dos características inusuales.
Factores de riesgo
Entre los factores que pueden aumentar el riesgo de padecer melanoma se encuentran los siguientes:

Piel clara. Tener menos pigmento (melanina) en la piel significa que tienes menos protección contra la radiación UV perjudicial. Si tienes cabello rubio o pelirrojo, ojos claros y pecas o te quemas fácilmente con el sol, es más probable que padezcas melanoma que alguien con tez más oscura. Pero el melanoma puede manifestarse en personas con tez más oscura, incluso hispanos y afroamericanos.
Antecedentes de quemaduras solares. Una o más quemaduras solares graves con ampollas pueden aumentar el riesgo de padecer melanoma.
Exposición excesiva a la luz ultravioleta (UV). La exposición a la radiación UV, que proviene del sol y de las luces y camas de bronceado, puede aumentar el riesgo de padecer cáncer de piel, incluso el melanoma.
Vivir más cerca del ecuador o en una mayor altitud. Las personas que viven más cerca del ecuador de la Tierra, donde los rayos solares son más directos, experimentan mayores cantidades de radiación UV que los que viven en latitudes más altas. Además, si vives en una mayor altitud, estás expuesto a más radiación UV.
Tener muchos lunares o lunares inusuales. La presencia de más de 50 lunares comunes en el cuerpo indica un riesgo mayor de padecer melanoma. Además, tener un tipo inusual de lunar aumenta el riesgo de padecer melanoma. Conocidos médicamente como «nevos displásicos», estos tienden a ser más grandes que los lunares normales y tienen bordes irregulares y una mezcla de colores.
Antecedentes familiares de melanoma. Si un familiar cercano, como un padre, un hijo o un hermano, ha tenido melanoma, también tienes una mayor probabilidad de tenerlo.
Sistema inmunitario debilitado. Las personas con sistemas inmunitarios debilitados, como las que han sido sometidas a trasplantes de órganos, tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de piel.
Prevención
Puedes reducir el riesgo de padecer melanoma y otros tipos de cáncer de piel de la siguiente manera:
Evita el sol durante el mediodía. Para muchas personas en Norteamérica, los rayos solares son más fuertes entre las 10 a. m. y las 4 p. m. Programa actividades al aire libre para otros momentos del día, incluso en invierno o cuando el cielo esté nublado.
Durante todo el año absorbes radiación UV, y las nubes ofrecen poca protección contra los rayos nocivos. Evitar el sol cuando esté más fuerte ayuda a evitar las quemaduras solares y el bronceado que causan daños en la piel y aumentan el riesgo de contraer cáncer de piel. La exposición solar acumulada con el tiempo también puede causar cáncer de piel.
Usa protector solar todo el año. Los filtros solares no filtran toda la radiación UV perjudicial, especialmente la radiación que puede provocar un melanoma. Pero desempeñan un papel importante en un programa general de protección solar.
Utiliza un protector solar de amplio espectro que tenga un factor de protección solar de, al menos, 15. Aplícate el protector solar en forma abundante y vuelve a aplicártelo cada dos horas o más seguido si nadas o sudas. La American Academy of Dermatology (Academia Americana de Dermatología) recomienda usar un protector solar de amplio espectro, resistente al agua y que tenga un factor de protección solar de, al menos, 30.
Usa ropa de protección. Los protectores solares no brindan una protección completa contra los rayos UV. Por lo tanto, cubre la piel con prendas oscuras y de tejido ajustado que te protejan los brazos y las piernas, y un sombrero de ala ancha, que brinda más protección que una gorra de béisbol o una visera.
Algunas empresas también venden ropa fotoprotectora. El dermatólogo puede recomendar una marca adecuada.
No olvides las gafas de sol. Compra las que bloqueen ambos tipos de radiación UV: los rayos UVA y UVB.
Evita las lámparas de bronceado y las camas solares. Las lámparas de bronceado y las camas solares emiten radiación UV y pueden incrementar el riesgo de padecer cáncer de piel.
Conoce qué tipo de piel tienes para poder notar los cambios. Examina tu piel regularmente para comprobar si hay nuevos bultos o cambios en la piel en lunares, pecas, protuberancias y marcas de nacimiento existentes.
Con la ayuda de espejos, revisa el rostro, cuello, las orejas y el cuero cabelludo. Examina el tórax, el tronco y la parte superior y la parte de abajo de los brazos y de las manos. Examina las partes frontales y posteriores de las piernas y de los pies, incluso las plantas de los pies y los espacios entre los dedos. Revisa también la zona genital y entre los glúteos.




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